The Lancet califica de “fracaso mundial masivo” la respuesta global a la pandemia y apuesta por una mayor cooperación multilateral
En el informe “Lecciones para el futuro de la pandemia COVID-19” la revista científica tilda “de profunda tragedia” lo ocurrido ante la pandemia dado el “asombroso número de muertos” y critica que la OMS actuó con “demasiada cautela” y “lentitud”. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud asegura que en el trabajo de la Comisión Lancet hay “omisiones clave” y “malas interpretaciones” sobre la gestión realizada
La revista científica The Lancet ha publicado el informe “Lecciones para el futuro de la pandemia COVID-19” elaborado por su Comisión Covid tras dos años de trabajo de 28 de los principales expertos del mundo y de consultas con más de 100 colaboradores de 11 grupos de trabajo mundiales, donde se analiza la respuesta global a la pandemia que revela “fallos globales y generalizados” que provocaron millones de muertes evitables y revirtieron los progresos realizados hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU en muchos países.
Entre ellos se cita: la falta de notificación oportuna del brote inicial de Covid-19; retrasos costosos en el reconocimiento de la vía crucial de exposición en el aire del SARS-CoV-2 y en la implementación de medidas apropiadas a nivel nacional y mundial para frenar la propagación del virus así como falta de coordinación entre los países con respecto a las estrategias de supresión.
Sobre las reacciones a esta emergencia sanitaria, el informe indica que “demasiados Gobiernos no se adhirieron a las normas básicas de racionalidad institucional y transparencia, demasiadas personas, a menudo influenciadas por la desinformación, han faltado al respeto y protestado contra las precauciones básicas de Salud Pública, y las principales potencias del mundo no han colaborado para controlar la pandemia”.
Asimismo, señala la incapacidad de los Gobiernos para examinar la evidencia y adoptar las mejores prácticas para controlar la pandemia, y gestionar los efectos económicos y sociales de otros países; el déficit de financiamiento global para los países de bajos y medianos ingresos , LMIC según la clasificación del Banco Mundial y la falta de garantía de un suministro mundial adecuado y una distribución equitativa de productos clave, incluido el equipo de protección, diagnósticos, medicamentos, dispositivos médicos y vacunas, especialmente para esos países.
Además, critica la falta de datos oportunos, precisos y sistemáticos sobre infecciones, muertes, variantes virales, respuestas del sistema de salud y consecuencias indirectas para la salud; la aplicación deficiente de las regulaciones de bioseguridad en el período previo a la pandemia, lo que aumenta la posibilidad de un brote relacionado con el laboratorio; la ausencia de lucha contra la desinformación sistemática y la falta de redes de seguridad globales y nacionales para proteger a las poblaciones en situación de vulnerabilidad.
Y subraya que “la OMS actuó con demasiada cautela y con demasiada lentitud” en asuntos importantes como “advertir sobre la transmisibilidad humana del virus, declarar una emergencia de Salud Pública de importancia internacional, apoyar los protocolos de viaje internacionales diseñados para frenar la propagación, aconsejar al público sobre el uso de mascarillas y equipos de protección y para reconocer la transmisión aérea del virus”.
“Cuando el brote se dio a conocer a nivel mundial, a principios de enero de 2020, la mayoría de los Gobiernos de todo el mundo fueron demasiado lentos para reconocer su importancia y actuar con urgencia en respuesta”, recoge el documento que añade que fueron, principalmente, los países de la región del Pacífico Occidental de la OMS, preparados por su experiencia con el síndrome respiratorio agudo severo, los que reaccionaron con urgencia al brote y siguieron una estrategia de supresión que condujo a una mortalidad acumulada baja que ha aumentado por las nuevas variantes.
El informe suma al “fracaso global masivo” las políticas públicas por “no abordar adecuadamente los efectos profundamente desiguales de la pandemia” respecto a “los grupos con una gran carga”, donde se “incluyen” a los trabajadores esenciales, que ya están desproporcionadamente concentrados en comunidades minoritarias y más vulnerables por sus bajos ingresos, niños, mujeres, personas que viven en entornos comunitarios como prisiones u hogares de ancianos, personas que viven con condiciones crónicas y discapacidad, gente indígena, migrantes, refugiados y poblaciones desplazadas y ciudadanos sin acceso a atención médica asequible y de calidad y las que enfrentan las cargas de un Covid presistente.
Respuesta de la Organización Mundial de la Salud
Frente a estas críticas, la OMS considera que en este informe hay “omisiones clave” y “malas interpretaciones” sobre la gestión de la pandemia del coronavirus, especialmente en lo relativo a la emergencia de salud pública de importancia internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés) y a la velocidad y el alcance de las acciones llevadas a cabo por el organismo.
La OMS ha comentado que el informe “no transmite el arco completo de la respuesta inmediata, plurianual y salvavidas” que ha llevado a cabo desde el principio, destacando fechas clave como el 30 de diciembre de 2019, momento en el que recibió las primeras alertas de casos de neumonía de causa desconocida en Wuhan (China), o el 12 de febrero de 2020 cuando se dirigió un Foro mundial de investigación e innovación sobre el nuevo virus para hacer un balance de lo que se sabía sobre el nuevo coronavirus y establecer la agenda a seguir.
“Desde el primer día y hasta el día de hoy, la OMS, junto con nuestras redes mundiales de expertos y grupos de desarrollo de directrices, actualiza periódicamente nuestra orientación y estrategias con los últimos conocimientos sobre el virus, incluidas las actualizaciones del SPRP y la estrategia mundial de vacunación contra la COVID-19, y la undécima versión de la directriz viva de la OMS sobre la terapéutica de la COVID-19, que se publicó en julio de 2022”, ha dicho el organismo de Naciones Unidas.
Por tanto, prosigue, la OMS “desempeñó y sigue desempeñando” un papel vital en la entrega de herramientas para la COVID-19 a los países que las necesitan, sobre todo a través de iniciativas conjuntas como ‘ACT-Accelerator’, ‘Pandemic Supply Chain Network’ (PSCN) y el Grupo de Trabajo sobre la Cadena de Suministro de la ONU para la COVID-19.
“Advertimos repetidamente sobre el potencial de transmisión asintomática de persona a persona, especialmente la transmisión presintomática, incluso a fines de enero con la publicación de una guía de vigilancia actualizada. Emitimos orientación y protocolos de vigilancia mejorados al principio de la pandemia para identificar contactos entre personas antes del desarrollo de síntomas”, ha añadido el organismo.
Finalmente, ha asegurado que continúa realizando investigaciones para actualizar y optimizar las estrategias y orientaciones, así como apoyando a los países para acceder a las vacunas, pruebas, tratamientos y demás herramientas disponibles para hacer frente a la pandemia.
No obstante, este organismo internacional acoge “con beneplácito” las recomendaciones de mejora que planea la citada Comisión de The Lancet, entre las que se encuetran el respaldo a un acuerdo pandémico, el fortalecimiento del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) y la mejora de la financiación.
En lo que respecta a la investigación científica, The Lancet pone en valor “el rápido desarrollo de múltiples vacunas”, por ser “un triunfo del sistema de investigación y desarrollo, y el resultado de una larga inversión y cooperación pública y privada”.
Sin embargo, matiza esta publicación que “la falta de un enfoque multilateral y coordinado por parte de los Gobiernos para gestionar los derechos de propiedad intelectual, la transferencia de tecnología, la financiación internacional, la asignación de vacunas de las empresas farmacéuticas multinacionales y el apoyo a la producción de vacunas en los países de ingresos bajos y medianos para su uso en esos países, se ha producido en un gran coste en términos de acceso inequitativo a las vacunas”.
El informe de la referida Comisión tiene como objetivo contribuir a una nueva era de cooperación multilateral basada en instituciones sólidas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reformada y reforzada, así como de inversiones y una planificación perfeccionada para la preparación nacional ante la próxima pandemia y permitir que el mundo logre los objetivos acordados de desarrollo sostenible, derechos humanos y paz que los Ejecutivos se comprometen a perseguir como miembros de la propia ONU.