Teresa Irigoyen: “Este premio supone un apoyo emocional importante porque me permite seguir en contacto con la comunidad médica a la que mi padre pertenecía”

Tiene 25 años , ha completado el grado en Ingeniería Mecánica y Aeroespacial con 28 matrículas de honor y  ha recibido el Premio Jesús Galán de 2020 otorgado por la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial  a los mejores expedientes de huérfanos de médicos protegidos por la institución. En esta entrevista, para Médicos y Pacientes, expresa lo que significa este reconocimiento que recogieron en su nombre , su madre,  Carmen López y el Dr. José Félix Sastre, vocal de Atención Primaria del Colegio de Médicos de Toledo al que perteneció su padre

“Este premio supone un apoyo emocional importante porque me permite seguir en contacto con la comunidad médica a la que mi padre pertenecía”, expresó la joven ingeniera de 25 años que ha recibido el premio en la categoría de mejor expediente académico de un huérfano/a licenciado/a de otra carrera superior, en concreto, Ingeniería Mecánica y Aeroespacial con 28 matrículas de honor.

Esta licenciada pertenece al Colegio de Médicos de Toledo y ha estado protegida por la Fundación desde los 23 años. Entró en la Fundación como Huérfana, cuando falleció su padre, y ha tenido la ayuda de la Fundación con una beca para máster y la ayuda para la solicitud del título.

Me siento llena de agradecimiento y felicidad por haber recibido este premio porque sirve como una gran motivación para seguir educándome y formándome, que sé es algo que alegraría y enorgullecería tremendamente a mi padre”, señala Teresa Irigoyen para este medio.

Según explica, gracias a este premio “está completamentando sus estudios de posgrado en Inglaterra”. “He recibido varias ayudas de las FPSOMC como son la beca para el máster, la solicitud del título y ahora este premio, que no sólo han servido como una gran ayuda económica, sino también como un apoyo emocional importante, al permitirme seguir en contacto con la comunidad a la que mi padre pertenecía, incluídos los antiguos compañeros de profesión de mi padre con los que he compartido la noticia con gran alegría de todo el servicio”, señala.

Asimismo, expresa su agradecimiento a María Torres Rodríguez, del Colegio de Médicos de Toledo con la que estaba en contacto sobre las Ayudas de la Fundación para la Protección Social desde el fallecimiento de mi padre.

“Decidí estudiar ingeniería porque es un área de conocimiento muy interdisciplinar y que me ha permitido desarrollar un rango de habilidades muy amplio, desde el pensamiento crítico, a la creatividad y a capacidades de liderazgo y trabajo en equipo. Mi motivación principal fue siempre estudiar ingeniería de energías renovables, pero a través de mi paso por ámbitos académicos he aprendido que el valor de la ingeniería está en su convicción de que no existe un sistema o estructura perfecta que alcanzar, sino que la perfección en sí consiste en ese proceso de mejora constante y continuo esfuerzo, un enfoque que, considero, también comparte en gran parte la profesión médica”, concluye.