Los médicos de familia españoles aspiran a 10 minutos de media por consulta 

Lo explica en una entrevista con Efe el presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y colegiado toledano, Antonio Fernández-Pro, quien subraya que la atención al enfermo crónico “que durante la pandemia se quedó en casa por miedo a salir” y la salud mental, especialmente en adolescentes, muy afectados estos dos años, están sobre la mesa del XVIII Congreso de Medicina de Familia, que se celebra en Bilbao

Los médicos de familia quieren “liberar tiempo” y dejar de hacer labores burocráticas que no les corresponden y aspiran a dedicar a cada consulta 10 minutos de media para atender una mayor demanda de pacientes crónicos con otras dolencias y personas con trastornos de salud mental.

Así lo ha explicado  el presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y colegiado toledano, Antonio Fernández-Pro, en una entrevista con la agencia de noticias Efe, recogida por el diario digital CLM24.es , donde subraya que estos asuntos estarán sobre la mesa del XVIII Congreso de Medicina de Familia, que  se celebra del 7 al 11 de junio en el palacio de Euskalduna de Bilbao.

Fernández-Pro explica que esos 10 minutos (que duplican el tiempo actual) “serían aceptables como media”, ya que significaría que el paciente que acude por una simple receta “apenas pise la consulta”, mientras que mejoraría de forma significativa la atención de quien más lo necesita.

El presidente de la SEMG considera que para alcanzar estos objetivos hace falta un “cambio de ritmo” que obligaría a acabar con las listas de espera porque es un “fracaso” que un paciente vaya a consulta y tenga demoras superiores a una semana.

Según el barómetro sanitario del CIS, elaborado entre el 18 y el 25 de marzo, más de la mitad de los españoles tuvo que esperar más de una semana para ser atendido por un médico de Atención Primaria y al 25 % no le atendieron antes de 11 días.

“Cambio de ritmo para afrontar la salud mental”

Fernández-Pro admite que el paciente con un trastorno mental no cuenta el problema por el que acude al centro de salud “hasta que tiene al médico enfrente”, por el estigma que le supone padecer una patología de ese tipo.

Por eso, el presidente de la SEMG subraya la importancia del “cambio de ritmo” para que el médico de familia pueda abordar el asunto en un clima “que no sea de estrés, ni la carrera de dos minutos por consulta”.

Y para resolver con éxito estas visitas plantea más formación para los profesiones e incluso consultas monográficas.

Todo ello pasa, según Fernández-Pro, por que el médico no tenga que perder el 30 o 40 % de su tiempo con temas burocráticos “que cualquier otro personal administrativo cualificado puede hacer”.

Para el presidente de la SEMG, la Atención Primaria tiene a su favor la cercanía al paciente y que es el primer nivel asistencial pero para que funcione hay que reforzarla porque “hay una falta evidente de recursos humanos y materiales”.

Medicina de Familia pide al político “que se lo tome en serio”

Desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia quieren conseguir que “el político escuche al profesional” y ponga la Atención Primaria en la agenda política.

“Hemos estado dos años aislados en trincheras en las consultas y hay que salir a pelear por la reforma de la Atención Primaria, que se ha ido dejando desde hace años y sigue pendiente”, afirma.

Fernández-Pro es consciente de que no vale con una simple reforma y apuesta por una reestructuración global y se pregunta “si realmente queremos un sistema potente o, por contra, se busca privatizar una parte de la sanidad pública” que, dice, es a lo que se está asistiendo en muchos casos.

También se muestra pesimista ante la actual situación de la Medicina de Familia, donde muchos profesiones una vez formados “huyen” buscando escenarios más favorables con contratos de larga duración y conciliación familiar.

El presidente de la SEMG califica de “absoluto fracaso” que se esté pagando la formación de estos profesionales de la Medicina y, cuando el gasto está hecho, se van porque “no somos capaces de ofrecerles seguridad económica ni estabilidad laboral”.