Fátima Frutos, VII Premio de Novela Albert Jovell- FPSOMC por su “conmovedora narración”
La escritora donostiarra ha sido reconocida por la profesión médica con el galardón 2021 de la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) con su primera novela “La Selva bajo mi piel”, publicada por la editorial Almuzara
El Dr. Cobo tras felicitar a la premiada “por su dedicación y porque es un honor tenerte aquí”, habló sobre “la importancia de difundir y potenciar al máximo el Premio de Novela Albert Jovell”, que supone, en su opinión, “una acción útil de la FPSOMC y del CGCOM para impulsar la cultura y a todos los médicos escritores” y le agradeció “traer en tu novela a Ignacio Ellacuría y a los cuatro jesuitas que murieron en aquel acto criminal”. “Nos haces reflexionar sobre lo que cuesta la libertad. Vivimos en un mundo de bienestar y no sabemos lo que cuesta huir de la opresión”, ha añadido.
Por su parte, el Dr. José María Rodríguez Vicente , encargado de leer el fallo del acta del jurado que “habiendo valorado la excelente calidad de las obras presentadas”, decidió “por unanimidad” entre las 110 novelas presentadas, conceder el premio a la obra “La Selva bajo mi piel”, de Fátima Frutos.
El jurado ha considerado que la obra está “sólidamente armada” y “conjuga con maestría lo documental y lo íntimo”. sobre lo que ocurrió en El Salvador a finales de los ochenta del pasado siglo: un conflicto atroz y lacerante en el que se perpetró, entre otros, el asesinato del jesuita Ignacio Ellacuría.
Finalmente, se anunció la convocatoria de la octava edición del Premio de Novela Albert Jovell animando “a que todo el mundo lea esta gran novela de Fátima Frutos”.
Minuto de silencio por Ucrania
La escritora, Fátima Frutos, ha agradecido a la FPSOMC y a Almuzara por un premio con el que se siente “enormemente afortunada” y ha recordado a los compañeros que le han precedido Andrés Pérez y Joaquín Pérez. “Con este premio hacéis una gran labor. El Dr. Albert Jovell que da nombre a este galardón estaría muy orgulloso de este reconocimiento en su nombre que sabe aunar esos dos pilares que confluyeron en su persona: el humanismo y una visión de la Medicina desde una perspectiva integral en la que el ser humano es un todo, cuerpo y alma”, ha explicado.
Sobre la obra, ha destacado la figura de Ignacio Ellacuría y de los cuatro jesuitas que fueron asesinados en El Salvador. “La literatura y el cine tenemos una cuenta pendiente con ellos y su labor dedicada a atender a los más vulnerables. Algo de lo que sabéis mucho los médicos y médicas a los que os debemos la vida, lo hemos visto durante la pandemia”.
Finalmente, ha promovido un minuto de silencio por “ese médico en Mariupul, Ucrania, que está atendiendo el parto de una mujer en un bunker, a los psiquiatras del metro de Kiev atendiendo a la gente con problemas de salud mental por el conflicto médico tan atroz que estamos padeciendo en el corazón de Europa. A los internistas, cirujanos, psiquiatras, neonatólogos atendiendo bajo las bombas en unas condiciones tremendas”.
En representación de Almuzara, ha hablado Javier Barbero Rubio quien ha expresado “el honor de estar presente en la entrega de este premio” y ha trasladado a Fátima Frutos “la más sincera enhorabuena” por la calidad de la obra, por su “compromiso cercano” y por que “la autenticidad en los tiempos que vivimos tiene un valor más alto que nunca” . “Lo bueno de la literatura es que llega al corazón de las personas y les hace ser más libres ante tiranos”, concluyó.
En el acto también han estado presentes el resto de los miembros de la Junta Rectora de la FPSOMC, los doctores Mª Isabel Moya, vicepresidenta primera; Manuela García Romero, vicepresidenta segunda; Enrique Guilabert, tesorero y Mª Rosa Arroyo, vicesecretaria; así como la directora técnica de la Fundación, Nina Mielgo; otros patronos de la FPSOMC y miembros del Jurado como son los periodistas y escritores Óscar López Hernández y Espido Freire y el Dr. Alberto Infante Campos, presidente de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA)
“La selva bajo mi piel”
La novela narra la historia de Libertad Arregui, una joven reportera enviada a El Salvador a finales de los ochenta. A través de sus crónicas televisivas junto a su compañero el cámara Íñigo Santolaya, un hombre trágico e hilarante a la vez marcado por la guerra de Vietnam, asistimos a los hechos más relevantes y aciagos que tuvieron lugar en aquella guerra olvidada de Centroamérica: el asesinato de Ellacuría y los jesuitas, la masacre del río Sumpul, los campos de refugiados de Colomoncagua o las primeras exhumaciones.
“La selva bajo mi piel” es también el viaje de un hijo que quiere encontrar sus orígenes. Y para ajustar cuentas con la vida tiene en su poder un manuscrito que le ha sido entregado por su madre antes de morir, y las cartas entre ella y un cooperante alemán que fue colaborador de la guerrilla salvadoreña. Es inevitable conmoverse ante esta narración en la que se conjugan tres voces: la de una mujer y sus vicisitudes al amar fuera de las normas establecidas, siendo, a su vez, corresponsal amenazada en los años de plomo del conflicto vasco y madre en dificultades; la de un amante que no ha querido renunciar a prodigarse en los afectos de una luchadora valiente; la de un hijo que trata de acostumbrarse a la pérdida, mientras reconstruye la historia de su familia.
Fátima Frutos, la autora, conoce bien la materia que aborda, ya que ejerció como profesora en la misma universidad donde fueron acribillados Ellacuría y los jesuitas que le acompañaban.
Fátima Frutos
Fátima Frutos, escritora nacida en San Sebastián en 1971, se confiesa amante de su tierra, el País Vasco y Navarra, de la Filosofía, la Historia y la Lírica germánica, vasca y castellana.
Vivió en San Salvador (El Salvador) y conoció ampliamente la realidad del país y la filosofía de la Liberación de Ignacio Ellacuría. Allí ejerció como profesora en el Máster de Psicología social y comunitaria y en el Diplomado en Desastres naturales y violencia, participó en labores de rescate y trató con Jon Sobrino, superviviente de la matanza de la UCA y otros líderes salvadoreños.
Tras ser coautora de un manual sobre protección a mujeres víctimas de la violencia de género en el 2004, se lanza a la poesía con De Carne y Hambre (Editorial Huerga y Fierro), Premio Internacional de Poesía Erótico-amorosa del Ateneo de Guipúzcoa en el 2008. Gana en 2011 con Andrómeda Encadenada (Editorial Alberdania) el Premio Kutxa Ciudad de Irún, uno de los más prestigiosos en lengua castellana, que ha llegado a las librerías de Centroeuropa y América.
Con Epitafio para una odalisca en 2015 (Editorial El Gallo de Oro) concluye una trilogía sobre el Eros Histórico, que es a la vez un homenaje a grandes féminas olvidadas; quedando esta obra finalista en el Premio Gil de Biedma. En 2017 sorprende a su público con una obra bilingüe Haikus aus dem Fluss-Haikus desde el río escrito en alemán y castellano. Su poemario, En brazos de la Belleza (Ediciones Eunate), salió en el 2018 en homenaje a la literatura rusa y al eco humano y poético de Ramón Llull. Con “Monjas, putas y locas”, su última obra publicada, vuelve a ser reconocida en 2020 con el Premio Internacional de Poesía “María del Villar Berruezo”.
Fundación para la Protección Social de la OMC
La FPSOMC es un órgano de solidaridad ante las diversas necesidades de protección que los facultativos o sus familias puedan presentar. En la actualidad proporciona asistencia a cerca de 3.000 beneficiarios a través de las distintas Prestaciones de Protección Social recogidas en su Catálogo 2022.
Respondiendo al compromiso de divulgar su labor, la Fundación convoca anualmente el Premio de Novela Albert Jovell, al tiempo que promueve la creación literaria, muy arraigada entre el colectivo médico desde antiguo y que cuenta con muchos y gloriosos exponentes en la literatura hispana.
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