El Dr. Rodríguez Sendín informa sobre la actualización del Código de Deontología al que se han presentado más de 3.000 propuestas

El presidente de la Comisión Central de Deontología reconoció que “no es fácil actualizar el Código, porque cada profesional lo ajustaría a su manera de entender la vida y lo que se pretende es que sea el denominador común para atender mejor a los pacientes” y asumió que “no es posible satisfacer a todos los médicos”

El Dr. Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Comisión Central de Deontología (CCD) del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) informó este sábado a la Asamblea sobre la renovación del Código de Deontología. Un documento que, reconoció, “no es fácil actualizar el Código, porque cada profesional lo ajustaría a su manera de entender la vida y lo que se pretende es que sea el denominador común para atender mejor a los pacientes” y asumió que “no es posible satisfacer a todos los médicos”.

Destacó que lo primero que se hizo cuando se dio luz verde a la actualización del Código de Deontología fue una propuesta amplia, teniendo en cuenta que se dirigiría a todos los colegiados si así lo consideraban sus respectivos colegios, por lo que “era necesario proponer un traje amplio mejor que estrecho y ajustado, pensando además de proponer normas explicarlas y justificarlas. Es decir, una propuesta amplia que permitiera después cortar y reducir sobre lo ofrecido en primer lugar”.

El Dr. Rodríguez Sendín explicó que la petición de que se distribuyera entre colegiación tenía una doble intención. Por un lado, difundir, crear debate, mostrar los dilemas en que hoy se mueve la Medicina y los médicos, y extender el conocimiento de los mismos entre la colegiación. Por otro lado, “pretendíamos aumentar la participación y el espectro del consenso necesario en los tiempos y sociedad que disfrutamos y padecemos”, aseguró.

Se trata de un Código, no una Guía de Conducta como era el anterior. Y en consecuencia es una amplia tendencia sintetizar al máximo su contenido para facilitar su lectura, incorporarle un sistema de búsqueda rápida por palabras, además de añadir un glosario de términos que en sí mismo no son normativos y que permitirán aclarar conceptos, unificar los términos y en fin utilizar un mismo lenguaje. Se trasladan la conceptualización, explicaciones, menciones legislativas cuando proceda y desarrollos en extenso al manual que en si constituye la Guía de conducta que ayudará a trasladar lo concreto de las normas del Código a lo general del manual, que está previsto revisar.

El presidente de la CCD y también de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Toledo subrayó que al tratarse de normas de obligado cumplimiento se ha mantenido el principio general que ha de inspirar su redacción: “codificar sólo conductas y situaciones que sean asumidas por la mayoría de la colegiación, sin quebrantar la conciencia de nadie, ni violentar los fundamentos éticos que garantizan la convivencia de un amplio colectivo, que necesariamente tiene y mantiene opiniones distintas ante algunos problemas que plantea el ejercicio de una medicina cada vez más compleja plantea”.

En este sentido, puntualizó que se han recibido más de 3000 propuestas “que hemos repasado una por una” e hizo hincapié en que “el médico está al servicio de preservar la vida a él confiada, en cualquiera de sus estadios. Ese es su trascendental papel. El problema surge al preguntarnos ¿que consideramos vida cuando el que la tiene depositada, es decir el paciente, con razones de sufrimiento extremo e inútil, considera libre y justificadamente que no la desea”.

Añadió que “el médico que legítimamente opte por la objeción de conciencia, ante la petición de eutanasia de su paciente, no quedará exento de informarle de los derechos que el Estado le otorga en esta materia, ni de resolver, por sí mismo o mediante la ayuda de otro médico, los problemas médicos que la petición de eutanasia o sus consecuencias pudiesen plantear”.

Rodríguez Sendín pidió que los profesionales se escuchen entre sí, “porque no se trata de interpretar incorrectamente lo que dice el otro, confundirnos y ganar ninguna competición, sino que partiendo de que el respeto a la conciencia individual de cada cual está garantizado ver de qué manera podemos consensuar una fórmula para que la mayoría se sienta en buena parte satisfecha”.