“El Congreso Nacional de Deontología pretende llevar al corazón de la formación el valor ético que deben tener los actos médicos”

Así lo ha expresado el Dr. Luis Ciprés, miembro de la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), quien habla en esta entrevista sobre los objetivos del VIII Congreso Nacional de Ética y Deontología Médica, que tendrá lugar en Sevilla del 9 al 11 de febrero, donde los profesionales de la Medicina y del derecho sanitario abordarán los retos futuros y nuevos paradigmas de la nueva ética y deontología médica

¿En qué medida la calidad de la Medicina es una obligación ética?
La palabra “Calidad” siempre es un término que suscita interés y aprecio, porque: ¿Quién no quiere la calidad en cualquier ámbito de su vida?  Pero mucho más cuando hablamos de Calidad para una profesión y unos profesionales que tienen por objeto el ser humano, y además lo hace cuando este se encuentra en situación de necesidad y fragilidad.
Visto el objeto de nuestra actividad, ni el profesional médico ni la profesión médica tendrían la calidad suficiente si únicamente se tuviera en cuenta la perfección técnica y se prescindiera de los valores éticos y deontológicos que constituyen la seña de identidad de nuestra profesión.
Este plus en la calidad profesional, con sus requerimientos éticos y deontológicos, no es una entelequia, sino que lo visualizamos y concretamos en “una moralidad interna” que nos hemos dado y asumimos por encima del cumplimiento de las leyes.
Esta “Moralidad Interna” ya la vive nuestra profesión desde Hipócrates (460-370 antes de Cristo) y hoy la recogemos en nuestro “Código de Deontología Médica” que es también una “Guía de Ética Médica”.
Bien sabemos que es en el Código de Deontología Médica donde se encuentran las principios y normas éticas que han de inspirar la conducta profesional del médico. El capítulo del Código dedicado a “Calidad en la Atención Médica” comienza indicando que “El médico tiene el deber de prestar a todos los pacientes una atención médica de calidad humana y científica”.
Además, conviene tener en cuenta que todo Acto Médico, desarrollado en cualquier ámbito profesional (asistencial, docente, investigador, etc) se acompaña de una responsabilidad y compromiso ético y deontológico. Independientemente de las responsabilidades administrativas y legales que conlleve.

Por tanto, nuestra Calidad requiere, además de la excelencia técnica, de la consideración ética que encierra cada Acto Médico.

¿Qué implicaciones deontológicas está conllevando la telemedicina?
La medicina no presencial ya lleva años de recorrido (teleradiologia, código ictus con soporte neuroquirúrgico, etc) pero es cierto que ha dado un impulso en los últimos años debido a las necesidades creadas por la pandemia y la mejora en los soportes informáticos y telemáticos.  Tanto en la medicina pública como en la privada que realizan las aseguradoras, cada día se practica más la “medicina no presencial” (interconsulta virtual, telefónica etc.) como complemento a la “medicina presencial”.
Se trata de una herramienta muy útil porque permite:
• Resolver dudas entre profesionales, sobre todo entre distintas especialidades (Atención Primaria/otras especialidades)
• Evita desplazamientos a los pacientes (viaja la información, pero no el paciente)
• Agiliza algunos actos médicos: dar resultados de pruebas o analíticos
• Permite dedicar más tiempo a la atención presencial
El Código de Deontología Médica aborda la telemedicina en un capítulo de nueva creación en el que se indica que este tipo de medicina es “conforme a la Deontología Medica siempre que sea inequívoca la identificación de quienes intervienen, se asegure la confidencialidad y se usen vías de comunicación que garanticen la máxima seguridad disponible”
En definitiva, la medicina no presencial es un instrumento útil y correcto siempre que cumpla con los preceptos contenidos en el Código de Deontología Médica y preserve la calidad asistencial y humana de la relación médico-paciente.
¿Es la investigación e innovación un mandato ético y deontológico?
Investigar en medicina es buscar respuestas a las preguntas que plantean los problemas de salud del ser humano y estas preguntas se plantean, habitualmente en el día a día del ejercicio profesional; por ello la investigación debe estar presente como una actitud en la práctica clínica, cualquiera que sea la especialidad que se ejerza.
La investigación clínica es posible realizarla desde cualquier ámbito asistencial, pero requiere del deseo y compromiso del facultativo que deberá valorar esta actitud como un compromiso ético enriquecedor para los pacientes, el sistema sanitario y también para él mismo.
La innovación debe basarse en el conocimiento y en la formación y, lógicamente, también requerirá medios materiales y humanos. El éxito en su aplicación dependerá, en gran parte, de que los equipos humanos de profesionales sanitarios estén alineados con los objetivos institucionales.
La innovación no solamente debe referirse a incorporación tecnológica, sino que tiene otras vertientes de una enorme transcendencia profesional y ética como por ejemplo la transformación digital, la armonización de los sistemas de salud, el acceso a fármacos innovadores etc. La investigación e innovación son posibles en todos los niveles asistenciales y es responsabilidad del médico hacerlo realidad integrando estos dos aspectos en la tarea asistencial diaria con la certeza que esta actitud mejora la calidad asistencial que presta.
¿Qué espera de la celebración del VIII Congreso de Deontología Médica en Sevilla?

Un Congreso siempre es un espacio de conocimiento en el que se entremezclan las exposiciones de temas y discusión de los contenidos con las relaciones humanas que sirven para afianzar y mejorar la continuidad de la relación científica y profesional con otras personas.

Pero un Congreso de Ética y Deontología Medica es algo más pues, además de actualizar y ampliar conocimientos en la materia, pretende llevar al corazón de la formación de los médicos el valor ético que deben tener los actos médicos.
Los profesionales de la medicina tenemos la obligación y responsabilidad con nuestros pacientes de mantener una formación continuada para darles la mejor atención medica posible. La actualización profesional es un deber, pero no será completa ni suficiente si no introducimos los valores éticos y deontológicos como parte sustancial de la misma.
Desde luego el programa del Congreso responde con holgura a los retos mencionados. Pero además, el Congreso debe servir como espacio de reflexión para mejorar en esa sabiduría, que no es acumular datos o información, que es muy necesaria para saber aplicar los conocimientos científicos al ser humano. Esta sabiduría profunda y sencilla tiene que ver con valores éticos como la empatía, paciencia, prudencia etc. que son imprescindibles para aplicar los conocimientos científicos a la persona necesitada.
¿Qué ha supuesto el nuevo Código de la Deontología Médica de la profesión?

El primer Código de Deontología Médica publicado por la Organización Médica Colegial de España data de 1978 y las sucesivas actualizaciones son de 1990, 1999, 2011 y la actual de 2023. Desde su origen recoge los principios y reglas éticas que deben inspirar y guiar la conducta profesional del médico.

Se ha puesto por escrito el compromiso que la profesión médica y los profesionales adquieren con las personas y la sociedad para la mejor asistencia sanitaria posible con excelencia técnica y calidad moral. Estos compromisos constituyen para nosotros una moralidad interna que nos hemos dado y asumimos libremente por encima de lo que determinan las leyes. Son normas que deben convencer a los profesionales de su bondad y a los pacientes y sociedad de su utilidad.
Evidentemente cada actualización del Código recoge novedades acordes con el avance imparable de la profesión médica y las cambiantes demandas de una sociedad muy plural. En la edición de 2023 se han incluido tanto artículos como capítulos nuevos: Seguridad del Paciente, Telemedicina, Inteligencia Artificial, etc.
La nueva versión del Código es un buen instrumento de autorregulación que ayudará a llevar a la practica una imagen de competencia y servicio que sin duda convencerá tanto a pacientes como a la sociedad de la bondad de la asistencia sanitaria que reciben.
El buen médico no podrá ignorar el Código y tendrá la obligación de conocer y aplicar sus enseñanzas en el día a día de su ejercicio profesional; de que esto se haga depende el éxito del mismo y la confirmación de que el esfuerzo de su elaboración ha valido la pena.