El Código de Deontología debe responder a las principales discusiones éticas de la Medicina
La mesa ‘Innovaciones en el Código de Deontología Médica’ de la VII Convención de la Profesión Médica fue moderada por Soledad Valle Amaro, periodista del Área de Salud de Unidad Editorial
Fueron los ponentes de este encuentro el Dr. José María Domínguez Roldán, presidente de la Comisión Central de Deontología, Derecho Médico y Visado (CCD) del Consejo General de Médicos (CGCOM), la Dra. Zaida Arteta, presidenta de la Confederación Médica Latinoamericana y del Caribe (CONFEMEL), Eduardo Vigil Martín, director de Información Médica de NTT DATA, y Jesús María Aranaz Andrés, jefe de Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.
El presidente de la Comisión Central de Deontología del CGCOM recordó al comienzo de su intervención que la entidad médica tiene el deber de establecer las normas de la ética y de la deontología en el ejercicio de la profesión médica, a través de un Código de Ética y Deontología Médica, velando por su cumplimiento. “La deontología se sustenta en los principios universales de la Medicina. Por ello, los médicos estamos sometidos a la ley, al Código de Deontología y a los valores propios basados en nuestra educación, familia o religión. Las leyes y los principios de deontología buscan lo mismo, pero no son siempre coincidentes”, explicó.
En cuanto a la labor de los Colegios de Médicos y el Consejo General, el Dr. Domínguez resaltó el papel “fundamental” que tienen dichas instituciones en base a esa ética de códigos múltiples: “El médico tiene que mirar al paciente, a la herida y a la infección, pero también tiene que mirar a la sociedad y leer el entorno social. Y el Código de Deontología tiene que adaptarse a eso”.
El experto en ética y deontología médica expuso algunos ejemplos de cómo cambia con el tiempo la visión social respecto a ciertos procedimientos: la primera niña probeta, las primeras donaciones y trasplantes de órganos, las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). “Todos estos actos en su día se vieron como un escándalo y en la actualidad están completamente integrados en nuestra sociedad, lo que demuestra que la sociedad, la ética médica y la deontología avanzan”, señaló.
Además, el Dr. Domínguez explicó el proceso de discusión que supone la creación o modificación del Código de Deontología Médica: “Del 2016 al 2019 se estuvo trabajando para después pasar este documento a los Colegios Médicos de España y a sus colegiados, quienes pudieron hacer alegaciones, unas 3500 en total. Tras la consideración de estas aportaciones de los profesionales médicos españoles, el documento se volvió a enviar a los colegios de médicos y, a partir de ahí, la Asamblea repensó los temas nucleares y ahora estamos perfilando aquellos artículos que no cambian el Código de forma sustancial”, aseguró el presidente de la CCD, que puso en relieve la necesidad de finalizar este proceso para la actualización de algunos temas en los que nos encontramos en “fuera de juego”, indicó: “El cambio de sexo en los menores, la gestación por sustitución o la Medicina no presencial son algunos de estos aspectos que convierten a esta discusión deontológica en un proceso largo, así como necesario”.
Por otra parte, la seguridad del paciente y la gestión de las bases de datos sanitarias son otros aspectos que el Dr. Domínguez quiso resaltar como ejes principales de la discusión deontológica: “Como indica el artículo 91: Los datos de salud extraídos de grandes bases de datos sanitarias pueden servir de ayuda en la toma de decisiones clínicas y sanitarias, pero no sustituyen a la obligación que el médico tiene de utilizar los métodos necesarios para la buena práctica profesional”.
Perspectiva CONFEMEL
La presidenta de la Confederación Médica Latinoamericana y del Caribe aportó la visión sobre la actualización del Código de Deontología desde el punto de vista de la entidad Latinoamericana, y recordó que esta tiene entre sus objetivos “aportar insumos que han sido elaborados hasta el momento en temas de ética de la profesión, así como actuar humana, científica, tecnológica y políticamente a favor de la salud de los pueblos, teniendo como premisa que la atención médica debe ser universal, integral, de acceso igualitario, con equidad, oportunidad, calidad y calidez”.
La Dra. Arteta explicó el estado en el que se encuentran algunas de las cuestiones éticas que suelen conllevar un mayor abordaje y reflexión en los distintos estados miembros de la Confederación como: interrupción voluntaria del embarazo, eutanasia, ética de la investigación científica y telemedicina.
En cuanto a la interrupción voluntaria del embarazo, no existe un pronunciamiento explícito de CONFEMEL: “En general en los países el proceso se inicia desde los aspectos legales y luego se discuten los deontológicos”, expresó. Sobre la eutanasia y el suicidio asistido, la representante de la CONFEMEL rescató la declaración del 2017: “Los enfermos al final de la vida necesitan una mano amiga no para precipitar su muerte, ni para prolongar su agonía con la obstinación terapéutica, sino para estar junto a ellos y aliviar su sufrimiento con los cuidados paliativos mientras llega su muerte”. Sobre la ética de la investigación, la Dra. Arteta recordó que la entidad latinoamericana rechaza rotunda y unánimemente cualquier investigación médica en seres humanos que utilice el placebo cuando exista una medicación de eficacia demostrada para la patología en estudio.
Por último, el posicionamiento respecto a la telemedicina de la CONFEMEL se asemeja al expuesto por el Dr. Domínguez en su intervención: “Si bien creemos que estos avances son muy importantes para un mejor acceso a la salud por parte de nuestros pueblos creemos que esto no debe nunca sustituir la relación médico paciente por la que abogamos”, afirmó.
La ética en el uso de los datos clínicos
El director de Información Médica de NTT DATA recuperó la afirmación que Arnold S. Relmand, editor del New England Journal of Medicine, hizo en 1988 y en la que aseguraba que, con la aparición de las bases de datos clínicos y su explotación, se inicia la tercera revolución de la asistencia sanitaria del siglo: la racionalización y evaluación. “Del análisis de estos datos se genera la información y el conocimiento en fracciones de tiempo que nos cuesta incorporar a nuestra práctica clínica. Ciertamente nos es imposible conocer la exactitud de los datos, el cómo y quien los convierten en información, cómo se decide presentar esa información y cómo de completa o parcial es”, indicó.
La viabilidad sobre la utilización del Big Data por parte de los servicios de salud fue una cuestión que Vigil abordó. Según explicó el experto, “disponemos de bases de datos digitales , pero hay una gran variedad en cuanto a estructuración, organización y calidad; hay muy pocos centros que dispongan de herramientas para la explotación de datos y para el análisis; hace falta modificar los servicios TICs, informáticos y de documentación clínica para que sean capaces de dar respuestas a las nuevas necesidades clínicas; debemos generar una nueva gestión del cambio respecto al uso de los datos clínicos; se debería migrar desde el almacenamiento seguro a la explotación responsable”.
Como conclusión, el director de Información Médica de NTT DATA afirmó que “más que nunca necesitamos argumentar desde la ciencia y la evidencia si queremos al menos igualar el combate frente a las fake news”.
Bioética y seguridad del paciente
El jefe de servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario Ramón y Cajal enfocó su intervención en la calidad del código de ética y deontología desde el punto de vista de la seguridad del paciente: “En el código de 2011 no estaba contemplada toda la temática de seguridad del paciente y muy poco la de la calidad asistencial. Sin embargo, me llama la atención que ya en ese año sí que aparecía que la medicina defensiva es contraria a la ética médica, una frase muy avanzada a mi parecer”.
Según Aranaz, desde el nacimiento de la Alianza Mundial de la Seguridad del Paciente (2005) se ha avanzado mucho en este aspecto, “pero la carga de la inseguridad del paciente es muy notable”. Para evidenciar esto, indicó que un 10% de pacientes sufre un evento adverso (EA) en el hospital, es decir, 134 millones de eventos adversos al año se deben a una atención insegura en el hospital. “Desde un enfoque de capital humano, eliminar el daño podría impulsar el crecimiento económico mundial en más de un 0,7 % anual”, afirmó. Por ello, jefe de servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario Ramón y Cajal aseguró que “la seguridad del paciente es un problema de salud pública tan importante como otros grandes problemas que amenazan a la humanidad, y lo es por su magnitud, trascendencia y por las extraordinarias oportunidades de prevención que tenemos en la mano”.