Dra Laín en ABC: «Aún no he encontrado a nadie que diga claramente que quiere hacer eutanasia»

En declaraciones a la periodista del diario toledano, Mª José Muñoz , la presidenta colegial  señala que «más que una lista de objeción de conciencia van a tener que hacer una lista de gente que esté dispuesta» nadie que diga claramente que quiere hacer eutanasia»

Argumenta la doctora Natividad Laín, presidenta del Colegio de Médicos de Toledo y del Consejo de Colegios de Castilla-La Mancha, que la objeción de conciencia es un tema muy, muy complejo «porque se puede ser objetor de muchas formas; puede ser objetor a todo el proceso, al acto, a unos actos sí y a otros no… Todo eso está contemplado en la ley, y hacer la lista de objetores es muy complicado. He hablado con muchos médicos y en general no quieren hacer eutanasia. Algún médico de Atención Primaria me ha comentado que, aunque no quiera hacerla, si un paciente suyo terminal al que ha acompañado en todo su proceso, ha visto en cuidados paliativos cómo se ha ido deteriorando, y solicita la eutanasia, sí querría estar con él en los últimos momentos».

A su juicio, este asunto ha sido abordado en las conversaciones iniciadas con el Sescam, pero no se ha detallado aún cómo se realizará. «Tuvimos unas primeras conversaciones y aún no estamos seguros de cómo debe ser, pero debe haber un debate. Lo que está clarísimo es que se ha creado una ley y habrá que implementarla, pero no se puede obligar a nadie a hacer algo que va en contra de su conciencia, igual que en el aborto», añade.

Los médicos miembros de las diversas comisiones de deontología existentes en España coinciden en que, hoy por hoy, los sistemas públicos de salud son los que garantizan un control de calidad adecuado y donde este se puede exigir. «Porque el resultado de la eutanasia es la muerte y se tiene que hacer en las condiciones de dignidad y de calidad adecuadas; si no hay un control por un organismo público, eso puede ser un desastre».

Añade Laín, médico del Servicio de Urgencias del hospital Virgen de la Salud de Toledo, que «yo no he encontrado a nadie todavía que diga claramente que va a practicar eutanasia en un centro público, y en los privados me parece más complicado realizar el necesario control de calidad».

Sobre la dificultad que podría suponer la realización de una lista de médicos objetores a la eutanasia, contesta: «Yo creo que más que una lista de objeción de conciencia van a tener que hacer una lista de gente que esté dispuesta». Pero también habrá que garantizar a una persona que quiera la eutanasia que la tenga, porque lo dice la ley, a lo que Laín responde que «se ha hecho una ley que hay que implementar, hay que garantizar una cobertura porque es ley, pero yo veo complicado cómo hacerlo. ¿Cómo encajas todo? Puede haber tantas opiniones como colegiados porque muchos me han dicho que son objetores de conciencia, alguno me ha dicho que estaría dispuesto a hacerlo si un paciente suyo se lo pidiera, pero no he encontrado a nadie que me haya dicho sí, yo estoy dispuesto.

El plazo es corto

Tras entrar en vigor, la Ley de eutanasia se tiene que implementar en las Comunidades autónomas, se tiene que desarrollar, y el plazo es corto. Una vez que se desarrolle, hay que garantizar a prestación en Castilla-La Mancha. A la pregunta de si la Ley ha llegado demasiado pronto, contesta: «a título personal, cada vez que hemos hablado en el Colegio de la ley hemos tenido de todo, y hagas lo que hagas vas a tener detractores y defensores. En el colegio tuvimos una charla a título informativo y tuvimos protestas de colegiados a los que le parecía muy mal. También tuvimos otras charlas de otra sensibilidad en bioética y también he tenido llamadas de colegiados en contra. Como ve, es muy complicado, y el debate que hay está muy lejos de solucionarse. A título personal, le digo que es una ley a destiempo y difícil de encajar en nuesto código deontológico. Se necesitaba un poco más de debate para llegar a unos puntos de consenso un poco más ajustados y finos».

La doctora Laín dice a ABC que va a ser objetora a todo el proceso de eutanasia, por sus convicciones personales y éticas. «Yo tengo mis ideas y una cosa es la limitación del soporte vital -que yo estoy totalmente de acuerdo en no provocar encarnizamiento- y otra cosa es participar activamente en el proceso. Es muy difícil cambiar cuando tu ideología se ha formado para lo contrario».

Y añade: «Es una ley controvertida porque nosotros, en nuestro código deontológico, se defiende la vida claramente. Este código estaba en revisión cuando llegó la pandemia y es difícil para los médicos entender el acto de provocar la muerte».