Dr. Rodríguez Sendín: “Dentro de la profesión médica el negacionismo es inaceptable y debe ser rechazado”

El presidente de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial y del Colegio de Médicos de Toledo, Dr. Juan José Rodríguez Sendín analiza en esta entrevista con motivo de la celebración del VII Congreso de Deontología de la OMC los principales retos y desafíos éticos a los que se enfrentan los facultativos

El Colegio de Médicos de Toledo será este año el anfitrión del VII Congreso de Deontología de la Organización Médica Colegial previsto los días 16, 17, 23 y 24  en formato telemático y con un temario pegado al terreno y a la situación que ha generado la crisis sanitaria por la covid-19 . En la cita nacional con la Deontología Médica y a través de seis mesas de debate se abordarán temas relacionados con la eutanasia, la deshumanización en la atención a pacientes durante la covid-19; obligaciones éticas de los directores médicos; telemedicina; acceso a las vacunas y negacionismo.

¿Cuáles son los principales retos éticos y deontológicos que se han encontrado los médicos durante la atención a la pandemia?

Lo más importante y grave han sido las malas condiciones en las que se han visto obligados muchos servicios y profesionales a realizar su actividad asistencial, especialmente motivadas por la falta de medios al principio y la falta de recursos humamos en la actualidad. Y con todo ellos el grave problema de falta de atención suficiente y de calidad a los pacientes. Derivado de ello el problema de la priorización en cada momento y servicio para ofrecer los disponible cuando la necesidad superaba los recursos disponibles, la realización de actividad asistencial evitando el desplazamiento de pacientes y la consulta presencial por medios que hasta ahora no eran habituales o desconocidos para médicos y pacientes. Me refiero a la Telemedicina la  e-consulta. No olvidemos que en la OMC el liderazgo ético  y el profesionalismo implican confrontar verdades desagradables y situaciones complejas con el orden establecido.

¿Ha habido deshumanización asistencial en este periodo?

El médico en general y el médico directivo en particular, no pueden ceder ante el mundo de la globalización, ni el de los mercados, ni el de las políticas que responden a esos intereses. Tampoco justificar esos medios que permiten una mayor explotación y dominio sobre el ser humano y el planeta. En consecuencia, los médicos no debemos permitir que el progreso tecnológico y los intereses económicos puedan ser prioritarios a la salud pública. Son muchos los hechos y acontecimientos recientes y en relación a la pandemia COVID19 que ocupan la actualidad inmediata y que permiten comprobar que los conceptos globalizadores, además de afectar a la justicia social y a la distribución equitativa de los recursos, tienen repercusiones en el ámbito local, regional y mundial, y atentan, precisamente, contra la salud y la vida. Lo estamos comprobando en este momento con el acceso justo a las vacunas y el nivel vergonzoso de especulación con ellas, que una vez mas ocasionara muertes, sufrimiento y ruina evitables y que afectaran precisamente a los más débiles o peor posicionados en este mundo

En medicina cada vez es más difícil la búsqueda de la verdad y como consecuencia no se miente pero se huye de la verdad o quizás mejor de la búsqueda del camino correcto. Claro que ha habido deshumanización cuando no se han buscado alternativas, recursos y tiempo profesional para habilitar fórmulas que permitieran conectar a los enfermos ingresados semanas y meses por COVID con sus familias. O cuando estas familias no sabían nada de la evolución de sus enfermos o cuando el enfermo moría solo murió sin volver a ver ni despedirse de un ser querido. Pero lo más grave no ha sido la deshumanización sino el abandono sufrido por pacientes que por razones de edad o encontrarse en una residencia de mayares se les negó el acceso a los cuidados necesarios

¿Por qué se van a analizar los estándares éticos y deontológicos en la gestión médica y las obligaciones éticas de los directores médicos? 

Las obligaciones deontológicas derivadas de la obligatoriedad de la colegiación son iguales para todos los médicos en ejercicio e independientemente del lugar y puesto donde se ejerza. El cargo que se obstante no puede ser impedimento para la crítica y exigencia deontológica considerando siempre cada caso y circunstancia. La medicina preventiva y la salud pública tiene las mismas exigencias que la medicina clínica, las obligaciones deontológicas para un jefe de servicio son las mismas que las de un director médico o de un médico adjunto.

Los directivos médicos, precisamente por serlo, están moralmente obligados a cumplir con ejemplaridad las normas estatutarias y deontológicas comunes a todos los colegiados, que adquieren especial relevancia en función de los objetivos y responsabilidades que tienen comprometidas y para cumplir sus funciones con rectitud y responsabilidad.

¿Cómo ha influido la irrupción de la Telemedicina y la e-consulta en estos tiempos de pandemia y qué implicaciones asistenciales está teniendo para pacientes y profesionales? . ¿Está el SNS preparado estructuralmente para estas nuevas fórmulas, supone un cambio de paradigma en la relación médico-paciente?. ¿ Qué consecuencias tiene desde el plano ético y deontológico?

En el ámbito médico-sanitario, la COVID-19 nos ha obligado a replantear el ejercicio de la propia Medicina, no solo en ámbitos clínico-asistenciales, sino también en la forma de comunicación entre los propios profesionales sanitarios y entre estos y los pacientes. Esta situación, ha impulsado a la telemedicina como una alternativa tecnológica y organizativa que permite y ha permitido, atender a nuestros pacientes en determinadas condiciones, facilitar su acceso al sistema sanitario o favorecer la seguridad del paciente y del resto de la población como ha ocurrido durante la pandemia.

La e-consulta o la asistencia médica ofrecida mediante las nuevas tecnologías o sistemas de comunicación, es un verdadero acto médico que completa la atención presencial del médico al paciente pudiendo aportar eficacia, no solo a la actividad asistencial y de cuidados, sino a las actividades de salud pública y vigilancia epidemiológica. En determinadas circunstancias la e-consulta puede sustituir y otras veces completar el acto médico presencial porque este no sea posible, aconsejable o porque la ponderación del beneficio/riesgo para el paciente así lo sugiera y siempre que ambas partes queden satisfechas con la decisión tomada, que ha de ser consensuada y no impuesta por ninguno de los implicados.

El SNS no solo no esta preparado con suficiencias de medios para realizar con éxito y calidad esperada esta nueva forma de atención, tampoco se ha planificado y ordenado adecuadamente sus formas y condiciones de implementación dejándolo todo a la interpretación y uso que cada profesional o servicio han decidido. Es imprescindible dotar de un tiempo específico y suficiente en la agenda asistencial, para que la consulta telemática reúna los requisitos de calidad y calidez. Basar su implementación solo en criterios de “eficiencia” y accesibilidad del usuario ponen en riesgo la seguridad del paciente y la buena praxis médica.

Otro asunto a tratar va a ser la justicia distributiva y la deontología en el acceso justo a las vacunas y medicamentos para el SARS-Cov2… ¿qué se deben plantear los médicos en este asunto y cómo se puede contribuir a generar esa “solidaridad” necesaria para extender la inmunización a países y zonas del mundo que no pueden pagar las vacunas?

La reivindicación de acceso justo y universal a las vacunas y medicamentos contra el SARS-Cov2 tiene una gran componente moral, un gran compromiso ético para los médicos porque lo que se exige y necesita es que los menos afortunados en la vida y unos sistemas públicos de Salud cada más intervenidos por los intereses económicos tengan acceso justo a los medicamentos precisos para preservar su salud. Los médicos somos una gran fuerza generadora de sensibilización y demandas sociales si somos conscientes de la necesidad de nuestra intervención.

Se especula intensamente sobre el precio del medicamento especialmente con aquel que es eficaz contra la enfermedad. No existe transparencia ni en las decisiones sobre el establecimiento de los precios de los medicamentos ni tampoco sobre los conflictos de interés de las personas que forman parte de las comisiones implicadas en dichas decisiones. Con un absoluto descaro, los gobiernos de los países desarrollados y sus órganos de supervisión y control cada día están más mediatizados por los intereses industriales. Tanto que supone una desvergüenza observar a sus componentes y las relacione de estos con los intereses industriales.

Las patentes se han convertido en la principal causa de los graves problemas de acceso a medicamentos esenciales en países pobres y de la hipermedicación que ocurre en los países ricos. El sistema actual de patentes fuera de control, es un sistema perverso que genera problemas de acceso y de exceso simultáneamente, causa enorme gasto sanitario injustificado, controla gobiernos, determina la sostenibilidad de los servicios públicos y empobrece definitivamente a millones de familias y pacientes .

¿Cómo está afectando el negacionismo en la contención de la pandemia? ¿Es compatible el ejercicio de la medicina con las posiciones negacionistas? 

Puede reforzar la posición de personas que por muy diversas razones necesitan minimizar la dura realidad y en consecuencia no respetan las normas y consejos sanitarios que contribuyen inequívocamente a contener la extensión de la enfermedad y en consecuencia a evitar sufrimiento y muerte. El negacionismo es una gran irresponsabilidad que constituye un peligro para la salud pública. En el caso del negacionismo en un profesional sanitario las consecuencias son mayores puesto que les añade cotas de credibilidad para aquellos con predisposición a aceptarlas. Dentro de la profesión medica el negacionismo es inaceptable y debe ser rechazado.

Las actuaciones de un profesional de la medicina negacionista debe ser estudiado por la Comisión Deontológica y resuelto por el Colegio de Médicos al que pertenezca de acuerdo a los procedimientos oportunos, mediante la apertura del correspondiente expediente disciplinario que determine las responsabilidades que se derivan de las actuaciones realizadas y considerar la pertinencia de la correspondiente critica deontológica publica o sanción disciplinaria en su caso.

La ley de Regulación de la Eutanasia ya ha sido aprobada en el Congreso de los Diputados y de nuevo se manifiestan posiciones encontradas entre los profesionales médicos ante la nueva norma. En el VII Congreso de Deontología, el primer punto a debate será precisamente: Decisiones al final de la vida: la objeción de conciencia y el Proyecto de Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE)… ¿Cuál debe ser la posición del colectivo médico?

Los médicos no tenemos posiciones unánimes al respecto. Al contrario, nuestras posiciones son muy diversas, como lo son las de la propia sociedad a la que servimos. El Código Deontológico del 2011 en vigor y actualmente en revisión, aboga por la defensa de la vida y prohíbe causar la muerte intencionalmente, aunque lo pida el paciente. Pero la disposición adicional segunda impide castigar a ningún colegiado como consecuencia de hacer cumplido con la Ley. Creo firmemente que todos los médicos defendemos la vida y el interés de cada uno de nuestros pacientes. Lo que nos diferencia es hasta donde consideramos que debe continuar la vida y hasta donde alargar el sufrimiento inevitable en función de la voluntad del paciente y el derecho a decidir que a partir de ahora la Ley le otorga. Las discordancias que puedan surgir en ese triángulo formado por la situación del paciente y su voluntad y lo que la LORE establece y lo que la conciencia del médico le permita, debe resolverlo la capacidad que la propia Ley otorga a objetar en conciencia Tras la aprobación de la Ley Orgánica para la regulación de la eutanasia la Asamblea General decidirá como ajusta el mandato deontológico a la actual legalidad.

¿Es necesario crear un registro de objeción de conciencia?

Considero que no es necesario ningún tipo de registro obligatorio, puede llegar a ser una obligación distorsionante generadora de conflictos innecesarios. El Código de Deontología (2011) define la objeción de conciencia como la negativa del médico a someterse, por convicciones éticas, morales o religiosas, a una conducta que se le exige, ya sea jurídicamente, por mandato de la autoridad o por una resolución administrativa, de tal forma que realizarla violenta seriamente su conciencia (Art. 32.1). siendo su reconocimiento presupuesto imprescindible para garantizar la libertad e independencia de su ejercicio profesional (Art. 32.2). Son diversas las tareas y numerosos y variados los médicos que pueden verse envueltos en los procesos establecidos en la LORE. A todos ellos les corresponde decidir si participan o no en dichos procedimientos y en cada uno de ellos cuando estén directamente implicados. Pero esta situación no solo dependerá de cada caso y situación, sino que además puede variar para cada profesional en el tiempo. Obligar a decidir con carácter general y previo no se ajusta a la realidad del día a día de los profesionales que atenderán esto pacientes. Creo que la alternativa al listado de objetores es que cada cual en sus respectivos servicios este obligado a manifestar a su inmediato superior y responsable de los mismos su objeción a realizar la práctica de eutanasia.

¿La nueva Ley ofrece suficientes garantías para profesionales y para pacientes?

Considero que más que la situación de partida. Independientemente de la posición de cada cual, si algo tiene la LORE es que es eminentemente garantista, otorga derechos, no obliga a utilizarlos a ningún paciente, ni al médico a responder a ellos si su conciencia no se lo permite.

¿Qué echa de menos en el texto recientemente aprobado?

La LORE establece que el Sistema Sanitario tiene obligación de informar y proveer las alternativas a la eutanasia, antes de que esta pueda realizarse. Y así menciona expresamente que el medico responsable debe informar al enfermo de las alternativas que puedan paliar su sufrimiento de un modo distinto a la aplicación de la eutanasia o del suicidio asistido, y que dichas alternativas deberán contemplar su atención integral, incluyendo, en su caso, cuidados paliativos, ayudas para la dependencia, ayuda psicológica, social, etc.. A pesar de lo cual considero que la Ley debería atender y describir los derechos y garantías que con carácter universal tiene los ciudadanos al final de la vida. Por ejemplo, no podemos admitir que dependa del profesional y servicio donde es atendido el paciente no tenga acceso a la sedación paliativa. Y en concreto que en España se muera diferente en función de la CCAA del área sanitaria o del domicilio donde se vive. O que las prestaciones lleguen tarde a los pacientes y sus familias.

¿Qué supone para la profesión médica celebrar este Congreso de Deontología en un año marcado por la pandemia? 

La Organización Médica Colegial constituye una comunidad moral que debe responder y servir a todos los médicos colegiados obligatoriamente inscritos y que deben responder igualmente a unas normas deontológicas establecidas desde el máximo consenso. Es la casa de todos los médicos, un espacio ético y democrático de libertades profesionales y directivas muy comprometidas con lo profesional, lo sanitario, lo ético y lo social, puestas al servicio del paciente y de ese gran e insustituible instrumento para atenderle que es el SNS. Y el Congreso de Deontología es un espacio de pensamiento y conocimiento, dedicado a la regulación de la profesión médica, de libre expresión, donde cualquier planteamiento intelectual y profesional tiene cabida, siempre expuesto con respeto y en sus justos términos. Es el lugar anual de encuentro, de reflexión, de renovación, de actualización, de compartir en suma, de guía para ayudar a resolver los problemas éticos y deontológicos que plantea el ejercicio médico diario. Todo lo cual constituye la esencia del ordenamiento de la profesión médica. En ese espacio hay libertad para decir lo pensamos, donde “debe primar y dominar el sentido común, la inteligencia, y las bases científicas” y en el que “esos principios deben de ser la base para lograr el consenso”.  Así lograremos mejorar las normas con las que nos regulamos que están en proceso de modificación retrasado por la Pandemia COVID19 .