Dr. Ramón Garrido: “La pandemia servirá para plantear y reflexionar sobre nuevas situaciones, pero no creo que altere la línea deontológica de la profesión”

Especialista en Pediatría y presidente la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Ciudad Real,  participará como discursor en una mesa titulada `Decisiones al final de la vida: la objeción de conciencia y el proyecto de ley orgánica de regulación de la eutanasia´

El Colegio de Médicos de Toledo acoge los próximos 16, 17, 23 y 24 de abril el VII Congreso de Deontología y en esta entrevista el Dr. Garrido responde algunas de las cuestiones éticas a las que se ha tenido que enfrentar durante la pandemia, que “ha revelado tanto la responsabilidad y solidaridad de los médicos y otros profesionales de la salud, como la función social de la ética y la deontología médicas”.

¿Qué supone para la profesión médica celebrar este Congreso de Deontología en un año marcado por la pandemia?

Este Congreso es una oportunidad para tratar los temas de la ética profesional con los que habitualmente nos enfrentamos y los que la propia pandemia nos plantea: como la toma de decisiones ante el colapso de los servicios sanitarios o las medidas para prevenir la infección.

Uno de los ejes de este Congreso es abordar los planteamientos éticos y deontológicos surgidos a los profesionales médicos en esta crisis sanitaria, ¿Considera que la pandemia puede influir en la línea deontológica de la profesión médica?

La pandemia servirá para plantear y reflexionar sobre nuevas situaciones, pero no creo que altere la línea deontológica de la profesión.

Desde su punto de vista, ¿Qué cambios considera necesarios para dibujar el futuro de la Deontología Médica?

Creo que los médicos debemos adaptar nuestro comportamiento profesional a un contexto de sociedad abierta, liberal, aconfesional, en las que todas las opciones admitidas por nuestra Constitución puedan tener cabida.

¿Cuáles han sido las principales cuestiones éticas a las que se han enfrentado los profesionales médicos durante la crisis sanitaria?

Creo que se han forzado situaciones por la falta de recursos sanitarios en puntos concretos, sin respuesta coordinada del Servicio Nacional de la Salud, dejando al profesional ante el dilema de seleccionar a qué pacientes dar prioridad en la atención, con la fuerte carga emocional que eso ha llevado.

También, en la primera ola de la pandemia, se ha tenido que enfrentar a dar atención a los pacientes a pesar del riesgo de enfermar, con falta de medidas adecuadas de protección.

Tras aprobarse la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, ¿Cuál es la postura de la profesión médica? ¿Cuáles son los pasos para seguir ahora?

Desconozco cuál es la postura de la profesión médica globalmente. Creo que es un tema que evitamos debatir y que este Congreso nos dará la oportunidad de hacerlo. Clásicamente la postura de la profesión ha sido negar la opción de la eutanasia activa, pero creo que debemos enfrentarnos con la realidad de que la ley que regula la eutanasia está aprobada porque así lo ha querido el pueblo español a través de sus representantes, y como es reconocido por una gran mayoría en las encuestas de opinión. Es hora de que abordemos el tema de forma madura, y huyamos de posturas extremas. Debemos dar respuesta a las necesidades de la sociedad.

En el artículo 16 de esta Ley se pretende elaborar un registro de médicos objetores. ¿Qué supone este para la objeción de conciencia? ¿Qué implicaciones de confidencialidad conlleva?

Personalmente no estoy a favor de elaborar registros. Entiendo que por necesidades organizativas es necesario conocer si en un centro sanitario es posible o no practicar la eutanasia para poder dar respuesta adecuada a la solicitud, aunque la información debería estar restringida al contexto organizativo local, para evitar listas que en un sentido u otro dan referencia de las opiniones más íntimas.

¿Cómo afecta esta Ley al Código de Deontología?

Creo que habría que modificar el Código para poder incluir como parte de nuestra práctica profesional la eutanasia conforme a la ley, con las garantías necesarias y admitiendo la objeción de conciencia. El Código no debe incluir que no es ético hacer esto, porque entonces estaría apartando de la profesión a aquellos que consideren legítimo hacerla. El Código debe ser inclusivo, porque es de todos los médicos.