Dr. José Félix Sastre: “Del Estado del Bienestar al Estado de Alarma. ¿Qué está pasando?”

El Vocal de Atención Primaria Rural del Colegio de Médicos de Toledo y Coordinador del Grupo Docente de la Vocalía AP Rural, Dr. José Félix Sastre García, analiza en un artículo de opinión para el Blog de AP25 la situación actual que vive España con el Estado de Alarma y como ha afectado al Estado de Bienestar. Asimismo, apela al compromiso y solidaridad de todos para acabar con la pandemia

A pesar de las medidas que se han tomado, del trabajo incansable del Equipo de Vigilancia Epidemiológica (EVEs), de la entrega, trabajo y flexibilidad en la adaptación a las normas de protección en el colegio y en el instituto, y de la labor realizada en el Ayuntamiento, en las Asociaciones y ONGs del pueblo, en la Guardia Civil, y el Centro de Salud, la progresión de la epidemia por COVID19, los contagios y la incidencia acumulada no paran de aumentar.

Las consecuencias de esta epidemia, por todos llamada Pandemia, son una disminución de la esperanza de vida, una enorme cantidad de enfermos con síntomas respiratorios, cansancio, dolor de cuerpo, ausencia de fuerza enorme, falta de apetito, del gusto y del olfato, fiebre y diarrea. Y otros síntomas…Pero lo malo, lo peor, es que muchos acaban ingresados, demasiados en las Unidades de Cuidados Intensivos y, trágicamente, todos conocemos a muchos vecinos, amigos y familiares que han fallecido.

Pero las consecuencias de esta situación no acaban aquí. Se está produciendo un empobrecimiento del país, de nuestra comunidad autónoma, de las familias que lleva a la miseria y a la desesperanza a montones de personas. Se cierran negocios, la hostelería se hunde, los autónomos con negocios familiares y pequeñas empresas. Cada vez leo en más lugares que en realidad no estamos sufriendo una pandemia sino una sindemia. Y es que, a la enfermedad que tanto no está castigando coincide con un aumento de los desequilibrios sociales y económicos, de las miserias, que es donde además más ataca la enfermedad.

La pobreza genera enfermedad, y la enfermedad genera injusticia, y pobreza.

El trabajar en un pueblo, el trabajar en vuestro pueblo es un honor y, al tiempo, una enorme suerte desde el punto de vista profesional pues es mi lugar una atalaya desde la que se ven las interacciones entre los individuos, las familias, las calles y la comunidad en general, donde se ve que necesarias se hacen a veces las medidas “de la administración”, concretadas desde los Ayuntamientos, consejerías, sanidad y servicios sociales, y fuerzas de orden público que generen “estructuras”, y el contexto necesario, que permitan el desarrollo de nuestras vidas en justicia y libertad, y que dinamicen todas estas relaciones y redes que se producen entre nosotros, los habitantes del pueblo y vuestros servidores.

Se dice que el aleteo de una mariposa en el hemisferio sur es capaz de desencadenar una tormenta en el hemisferio norte. Y con esto quiere expresar que nuestras acciones, y omisiones, no se quedan en el ámbito de lo mío, de lo propio, de mi casa, de mi familia, de los míos. No, desgraciada o afortunadamente, no es así. Lo que hacemos y no hacemos tiene consecuencias en nuestra parejas y familias, obvio, pero también en nuestra comunidad. Sobre todo ahora que muchos vecinos necesitan más ayuda, incluso para asearse dignamente, para comer como es debido, para vestirse con dignidad. Sobre todo ahora que la actividad económica se ha ralentizado, se consume mucho menos en las tiendas de toda la vida (por temor, por comodidad o por lo que sea), las contrataciones han caído, los negocios se cierran diariamente. Sobre todo ahora, que la transmisión del virus es activa, comunitaria, descontrolada. Sobre todo ahora que las necesidades sociales y sanitarias se han multiplicado, a veces da la sensación que de manera exponencial. Sobre todo ahora, que es imposible que todas las carreteras estén vigiladas por la policía que tiene que evitar que se produzcan viajes imprudentes, e innecesarios.

Lo que he llamado la administración está al borde del colapso (en el momento de redactar estas líneas el Hospital de nuestra Área de salud está casi al 100% de ocupación, pendiente de medidas de contingencia extraordinarias).

No se puede pretender que viviendo como siempre, como hasta antes del inicio de la pandemia, nuestras decisiones individuales, tomadas como sino estuviera pasando lo que está pasando, no tengan consecuencias PARA TODOS. Y tampoco se puede pretender que esta situación que nos viene a todos, y la consecuencias de las decisiones individuales antes descritas, las resuelva la “administración/Sanidad/Servicios Sociales” siempre, de manera inmediata, completa y sin consecuencias, oportuna y adecuadamente, eficazmente y para todos, siempre…

Pues esto último es imposible. Los recursos son limitados y las necesidades, cambiantes, diversas, crecientes e infinitas sino se pone limite…o norma. Y esa norma debe surgir de la equidad, del respeto a todos, del dar más al que más necesita, y de preservar la convivencia.

Por muchas medidas que se pongan, como la instauración de, para todas las partes desagradable, necesaria consulta telefónica previa que priorice y organice la necesaria (NO SIEMPRE) visitas presenciales en los centros de salud, y así evitar riesgos de contagio, o como las restricciones en los viajes entre distintas comunidades o provincias, incluso las restricciones en los viajes entre países, SINO SE CUMPLEN, LA TRANSMISIÓN DE LA ENFERMEDAD, y de la POBREZA,  y paro, y desempleo, seguirán progresando. Más problemas, más necesidades, más recursos…que es imposible que la administración facilite siempre.

Estoy apelando al compromiso de todos, a pensar en las necesidades de nuestras familias y de nuestros vecinos, de nuestro pueblo, al tiempo que tomamos, en nuestro derecho estamos, nuestras propias e individuales decisiones.De esta situación debemos salir todos, y entre todos.Actualmente parece inevitable, quizás incluso necesario, el Confinamiento total. Si se termina produciendo es nuestro objetivo, y nuestra responsabilidad, la de todos, que sea lo más corto posible, para evitar aumentar los ya terribles daños causados a la economía, a la convivencia.

En nuestra mano, en la de todos, esta tomar decisiones distintas en un mundo distinto, pensando en los demás. Decisiones a la hora de viajar, decisiones a la hora de juntarnos con nuestras familias, con nuestros amigos. Decisiones a la hora de comprar, pensando en los negocios locales, en las tiendas de nuestra calle. Decisiones a la hora de ir al bar, más pronto, más separados, pidiendo comida para llevar, por ejemplo. Decisiones que recuperen las salidas al campo, a los paisajes cercanos que parece que por próximos no valoramos. Decisiones a la hora de comunicarnos, utilizando las nuevas tecnologías. Decisiones a la hora de no dejar a ningún anciano, enfermo crónico, padre o madre mayor solo, pero con las medidas IMPRESCINDIBLES. Decisiones a la hora de comer, sabiendo que nos moveremos menos, abandonando la comida rápida, volviendo a la olla, a la fruta y verdura. Decisiones a la hora de vivir más en familia, con los más íntimos. Decisiones a la hora de seguir haciendo deporte, incluso más que antes, pero con las medidas necesarias…

Ojala, este escrito, aprovechando esta vía de comunicación, abierta entre vosotros y nosotros que somos vuestros sanitarios, sea el inicio de una creatividad e inteligencia colectiva, colaborativa, que sirva para romper esto que está ocurriendo, que el Estado del bienestar no caiga, a veces parece que para siempre, en el estado de alarma y restricciones, y que en realidad sea una oportunidad para mejorar, para ser mejores vecinos, mejores amigos, mejores compañeros de trabajos y construir entre todos un Estado de Solidaridad.

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